EL Señor Cuervo está cómodamente posado en un árbol bastante satisfecho consigo mismo. Justo esa mañana encontró, en un banco, un buen trozo de queso tal como a él le gusta, ni demasiado duro, ni demasiado blando, ni demasiado apestoso. 
  Sí, definitivamente el día está comenzando bien.

  Señor Zorro pasa e inmediatamente huele el sabroso premio. Mira hacia arriba y sonríe.

  “Mi querido amigo,” le dice a Cuervo en un tono amable. “Solo tengo que detenerme un minuto para contemplar tu belleza. Tus plumas son mágicas, brillan como el oro negro a la luz del sol.

  Cuervo mira sus plumas, complacido. Fox tiene razón, son bastante encantadores bajo el sol.


...........